sábado, 27 de marzo de 2010

Es hora de caminar

Ayer fue uno de los días en los que más soledad sentí, a pesar de estar rodeado de tanta gente, me sentía en un vacío. Aquellos cascarones que rumoraban a mi alrededor parecen haber descubierto la fórmula de la felicidad, un poco de individualismo, una gota de ignorancia y mucha estupidez. A veces me tientan a probar esa mezcla, a volarme y quedarme en su mundo de perfección donde todo es felicidad, pero no puedo y no quiero. Hay días en los que me pregunto para que me estoy esforzando tanto, porque sigo aqui sin dar marcha atrás, más siempre viene algo que me cae en el momento preciso y que me da más fuerzas para no dejarme vencer.

Tengo presente todo lo que abarca la decisión que tomé, sé que estoy sacrificando muchas cosas y que voy a estar al borde de la rendición, pero no me voy a acobardar. Si hay algo que no puedo hacer es darme la vuelta y ver la salida fácil, si tomé un camino por ahi mismo voy a salir cueste lo que cueste. No temo al dolor, no temo a la soledad, solo tengo miedo a la cobardía y es por eso que seguiré hasta ver mi meta realizada. La vida está hecha para equivocarse, una caida no significa el fin.

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