viernes, 1 de marzo de 2013

Yo también me canso.

Sentado, casi invisible a los ojos de la gente que pasa, en la vereda hay un perro que olfatea en busca de comida, junto a él su "dueño" quién parece estar en el mismo menester. Nunca antes había caído en cuenta que tan grande era la avenida, ni tampoco que tan frío podía llegar a ser el invierno parisino, si tal como lo leen, parisino. Una ciudad que vive en el sueño de muchos y en los bolsillos de otros, sinónimos de belleza, moda, lujo, arte, cultura, historia, y demás palabras que engrandecen su fama.

A pesar que no es muy común ver gente sentada en la vereda de un puente, de los muchos que atraviesan el Sena, nuestro amigo no resaltaba, parecía camuflado, parecía haber puesto pausa a su existencia y que tan solo fuera una parte más del puente, cómo una viga, o alguna columna, desagüe, o barandal. ¿Cómo llegó hasta ahí?, tal vez debería recoger sus pasos y decir como es que de pronto estaba a miles de kilómetros de casa, en un país con una lengua ajena, y una cultura totalmente chocante a la suya...pero no considero que sea tan importante. El punto es que estaba allí, sentado, tomándole el pulso a una ciudad que nunca descansa, que está siempre en apuros y que debe correr, no importa si ni si quiera sabe a donde, pero no puede tomárselo con calma, hay que apurarse! Esta probablemente fue una de las primeras impresiones que tuvo nuestro amigo al aterrizar...siempre hay que moverse, ser ágil, no estorbar a los demás, y llegar lo más rápido posible al destino deseado. Pronto comprendió que esto significaba una poca interacción social, sumergidos en aparatos inteligentes, la vida se la vive en internet estos días. La red ha pasado a ser medio donde todos pueden compartir sus ideas, y sus vidas...pero esto va más allá de lo que uno pensaría al principio, solo hace falta subir al metro y ver..tantos celulares, tantas tabletas, y tanta gente mirando hacia su mano, conversaciones que no van más allá del último modelo de iphone o carro que salió al mercado, o sobre cuanto se bebió la noche anterior y cuanto se beberá esta noche. Creo que aquel sujeto sentado entendió que los seres que lo rodeaban estaban tan llenos de vida como sus aparatejos de última moda. También veía como el tráfico crecía con cada minuto, eran las 4 de la tarde, y todo el mundo empieza a salir de sus trabajos...y de pronto el caos total, las calles colapsan y se ven interminables filas de autos que solo respiran enfurecidos mientras gruñen con ira, todo por avanzar unos pocos metros. De pronto una luz roja, fugaz, cae al piso...uno de los miles de tabacos que mantienen a esta ciudad funcionando, uno de los tantos vicios que mantienen feliz al pueblo, sexo droga y rock n roll....bueno casi. Pero lo más triste, es esa soledad que siente, y que nadie parece comprender, tan solo lo consideran raro. ¿Cómo es que no se puede adaptar?, la ciudad luz!...y él pensando en que todos deberían morir....A veces me canso de quere entenderle.